La humanidad atraviesa en este momento la crisis más aterradora de nuestros tiempos. Un virus se pasea por el planeta, causando desesperación y muerte en todos los rincones. El Covid-19 apareció hace dos meses en Asia y no se vislumbra una cura inmediata. La mayoría de los países ha puesto a sus ciudadanos en cuarentena como medida para detener el contagio, pero lo cierto es que esta realidad supera con creces toda película existente en la temática. El mundo está en pausa: las escuelas cerradas, el comercio en baja y el turismo agoniza. El luto es global. Viviendo en una ciudad turística, nuestras ventas han bajado, y para evitar al máximo el contagio, mi esposo se encarga de la panadería y yo estoy confinada, con mi hija en casa, trabajando en la parte administrativa y haciendo de maestra. Es una situación dramática y surrealista. Mundialmente hay temor e inestabilidad. Los casos de contagio aumentan por minuto los medios hablan del fin del mundo, el final de una era y de una guerra biológica. Las grandes potencias están a contrarreloj tratando evitar el colapso de los sistemas de salud, mantener la calma de los ciudadanos y resolver el problema económico mundial. El mundo está en pausa y la medida es #quedateencasa #yomequedoeencasa #stayhome #jerestealamaison En la otra cara de la moneda, nuestro planeta se ha tomado un descanso. Los aviones que no despegan, los barcos que no navegan y los vehículos que no transitan han dado paso a un aire limpio y aguas claras y el ruido en las grandes ciudades ha sido remplazado por el trinar de los pájaros. Hemos abierto los ojos ante la riqueza que representa tener salud y la pandemia ha sacado a relucir lo más noble del ser humano, a través de las innumerables muestras de solidaridad que realizan las personas en cada rincón del planeta.
Este periodo me ha permitido más momentos de reflexión y orden, me ha dado la oportunidad compartir mucho más tiempo con mi hija, de disfrutar de la intimidad de la familia y de retomar tareas que estaban postergadas desde hace mucho tiempo. Esta Semana Santa será inolvidable. Es un periodo de luto en toda la tierra, porque hay mucha tristeza. Sin embargo, no es la primera vez que la raza humana se enfrenta a una crisis, y con certeza esta vez también vamos a lograrlo. Siendo más solidarios, menos egoístas, más conscientes con nuestro entorno, más creativos. Por muy oscuro que esté el panorama, podemos hacer brillar la luz que hay dentro de cada uno de nosotros, para dar la esperanza de un mejor mañana. Tenemos el deber de no dejar que esa luz se apague y para mantenerla viva, hay que moverse. Aprovechar el tiempo de este confinamiento para actuar y estar preparados para salir de este periodo con algo bueno, una meta lograda, un proyecto en realización, una actitud ganadora, en fin, algo que nos haga mejores! Hasta pronto, muy pronto Arleth
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